¿Año nuevo vida nueva?, parece que nuestra mente siempre quiere hacer un borrón y cuenta nueva con el final y principio de año. Los seres humanos generalmente somos así, pensamos con muy buenas intenciones todos los primeros de año para poder mejorar en áreas en las que somos conscientes que necesitamos mejoras.
Muchas de las personas que están leyendo este post quizás sonrían al verse identificadas con lo que estoy comentando.
Perder peso, dejar de fumar y aprender ingles son los propósitos favoritos pero hay un sin fin de propósitos casi tantos como personas, y es que cada uno tenemos una visión de lo que queremos y no queremos para nuestras vidas.
La clave está en preguntarnos “¿cuantos de los propósitos que nos imponemos son realmente llevados a cabo?.”
Siento decir que muy pocos, es mas fácil abandonar y no hacer nada. Todo propósito requiere un esfuerzo por nuestra parte y no todos estamos dispuestos a realizarlo. Por eso vamos a intentar dar algunos consejos para que el abandono sea algo más difícil.
Escribe los propósitos en papel
Un estudio demostró que el simple hecho de poner por escrito tus objetivos aumenta la probabilidad de lograrlos en un 42%. Así que pongamos por escrito nuestros propósitos, con sus ventajas, con sus beneficios y pongámoslo en un lugar visible. Un lugar que veamos todos los días. Y se convierta para nuestro cerebro como un reto ineludible. Es como una lista de la compra pero con propósitos. A nadie nos gusta dejarnos nada sin comprar de la lista, tampoco querremos que se queden las cosas sin hacer en nuestra lista de propósitos. Las palabras se las lleva el aire dice el refrán, las cosas por escrito adquieren un compromiso mas firme. Ve a por lápiz y papel, es el momento.
Sé consciente de los pensamientos negativos
Los pensamientos negativos son los argumentos que nos contamos para justificar nuestro abandono o incluso nuestro nunca comienzo. Tenemos que detectar esos pensamientos negativos y quitarlos de nuestro lenguaje mental. Rebate tus pensamientos con argumentos positivos que te acerquen a tus propósitos y no lo contrario.
Créate un horario semanal
Ya hemos hablado de la importancia de agendar nuestras tareas, esto nos permite crear rutinas y las rutinas se convierten en hábitos. Los hábitos son las herramientas necesarias para la consecución de nuestros propósitos u objetivos.
Comparte tus objetivos con la familia
Compartiendo nuestros propósitos con la familia conseguimos un doble beneficio. El primero es el compromiso, cuando comentamos públicamente un reto a cumplir, nos molesta quedar mal y no cumplirlo. Nos resulta mas fácil fallarnos a nosotros mismos que a los demás. Por tanto hazlo publico con tu familia y amigo y será una inyección de amor propio para no quedar mal ante ellos. El segundo de los beneficios es que esas personas que saben nuestro propósito van a ayudarnos con su ánimo, con su ayuda también en muchos casos. Valoran nuestro esfuerzo y nos dan empujoncitos en determinados momentos de flaqueo.
Recompénsate
Ponte retos más pequeños durante el camino al reto final y recompénsate por su cumplimiento. Son simplemente pequeños caprichos o regalos que refuerzan tu sensación del buen trabajo que estás haciendo.
El entorno es importante
Ya hemos dicho muchas veces que somos la media de las 5 personas de las que nos rodeamos. Si las personas que te rodean en vez de estar alineados con tus objetivos lo que hacen es desanimarte, en cualquier momento de flaqueo tirarás la toalla. Por tanto rodéate de personas que te animen y comprendan tu reto y tu compromiso.
¿Cuantas metas me pongo?
La meta final está clara, es el objetivo a conseguir, pero cuando empezamos el objetivo está aún lejos y verlo tan lejos nos desanima. Debemos poner metas volantes cercanas, que no solo nos sirven para evaluar nuestro camino hacia el objetivo, también sirve para inyectarnos moral y motivación para seguir hacia el objetivo final.
La motivación y el comienzo
El último de los consejos de hoy quizás sea el más importante. Hay un grave error en cuanto a la motivación. Las personas por regla general creen que cuando estén motivados comenzaran un reto. Pero es al revés, solo cuando comiencen la acción hacia ese reto les llegará la motivación. De ahí que posterguemos el comienzo esperando una motivación que nunca llegará por si sola. Por tanto elige un objetivo, comprométete con la persona del mundo más importante para ti, que no es otra que tú misma y comienza el camino hacia el reto. En ese camino encontrarás muchos regalos que no esperas pero uno de los primeros es la motivación.