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¿Dónde está la frontera entre el mal jefe y el jefe tóxico?

Queridos amigos sabemos que esta pregunta deriva a muchas más. ¿Es lo mismo? ¿Qué es un mal jefe? ¿Por qué hay jefes tóxicos? ¿Puede ser un jefe tóxico rentable para una empresa? ¿Qué debo hacer cuando la vida me presenta a un jefe tóxico?…

Podríamos seguir planteándonos preguntas y dudas ante esta situación. Como diría el filósofo colombiano Gerardo Schmedling no te creas nada de lo que te voy a contar ya que mi experiencia de 21 años como director de RRHH es subjetiva, pero por favor compruébalo por ti mismo o misma.

En 21 años de profesión he visto y vivido de todo, por mi posición he sufrido en primera persona jefes tóxicos, he sufrido empleados tóxicos también. He visto y he intentado paliar los sufrimientos de todos aquellos trabajadores que como si fuese un centro de peregrinaje venían a mi despacho para contarme su sufrimiento y su infelicidad. Por esto que te cuento y solo por esto, creo saber contestar todas estas preguntas que te formulo al principio de este post.

En todo este tiempo he llegado a conclusiones que al principio no veía. No creo en la voluntariedad de un jefe tóxico, no creo que nadie quiera de forma voluntaria ser tóxica. Simplemente no sabe hacerlo mejor. Es ignorante hasta tal punto de no darse cuenta que los más simples valores éticos los trasgrede con cada acción que ejecuta. En estos momentos tu ego, esa voz que no calla en nuestra cabeza, te estará argumentando que es malo, que si se da cuenta y que lo hace por placer. Está claro que es mala persona, eso sin duda, pero no lo es voluntariamente, nadie elige ser malo. Es malo porque su cultura, sus creencias, sus vivencias, sus frustraciones, etc… Lo llevaron hasta ese rol. No se plantean como son. Si por un momento pudieran verse desde la objetividad sentirían vergüenza de ellos mismos. Pero no se ven, realmente no saben cómo son.

Cuando a lo largo de tu vida laboral te encuentras con un jefe tóxico debes de hacerte dos preguntas. ¿Es solo conmigo? ¿Es el dueño de la empresa o familiar del mismo? En los siguientes fotogramas ves la solución a estas dos preguntas. En función de a la conclusión a la que llegues por favor ejecuta una acción.
Con respecto a la duda de si es lo mismo un mal jefe y un jefe tóxico aquí tengo que decir que son lo mismo pero con distintos grados de intensidad en la toxicidad, tanto porque como personas tienen valores o grados de consciencia distintos, como también porque los empleados tienen una percepción distinta en cuanto a la tolerancia de la toxicidad que sin duda tiene ese jefe.

Ante un jefe tóxico y en donde no puedes por temas personales, económicos o de cualquier índole renunciar, (esta es la opción sensata) solo queda cambiar tu percepción con respecto a él. Te aseguro que es posible, te aseguro también que es la única solución. En este caso te queda un camino de autoconocimiento, de crecimiento personal, profesional y espiritual. No vas a disfrutar en el trabajo pero si vas a soportarlo. El camino perfecto sería, sufrir-soportar-disfrutar. Pero para que ocurriese esta tercera fase se necesita la consciencia del jefe tóxico y esto normalmente no ocurre.

Si fuiste lector de mi libro “Empresa; guerra de egos” sabrás de todo esto que te hablo, la felicidad siempre está en un cambio de percepción. La vida es neutra y nosotros decidimos interpretarla. Nosotros decidimos con que gafas queremos ver la vida. La vida no nos pone fácil las cosas, es como una partida de cartas, a veces las manos nos vienen dadas, pero otras sabemos que esa mano no la podemos ganar, pero no por eso nos levantamos de la mesa y dejamos de jugar.

He ayudado a cientos de trabajadores a dejar de sufrir con un jefe tóxico, y ese jefe jamás cambió, lo único que cambia es la percepción de ese trabajador con respecto a lo que ocurre.

Somos analfabetos emocionales, es nuestra gran carencia vital y por eso sufrimos. Este analfabetismo emocional está al margen de la preparación académica. He visto personas académicamente brillantes sufrir por su analfabetismo emocional, he visto también personas no excesivamente preparadas académicamente y tienen un equilibrio emocional envidiable.

La felicidad laboral no depende de nuestro puesto, ni de nuestro desempeño, ni de nuestro sueldo, solo depende de nuestro grado de consciencia. Generalmente somos inconscientes, por eso no somos felices en nuestro trabajo, por eso 8 de cada diez personas no son felices en su trabajo, todos no se han equivocado de profesión, todos no han tenido la cruel y real desgracia de un jefe tóxico, pero todos si tienen la mismas gafas con las que ven la vida.Las gafas de la inconsciencia y el analfabetismo emocional.

A aquellas personas que lean este post y que estén sufriendo las maquiavélicas maniobras de un jefe tóxico decirles que valoren objetivamente lo que aquí pone. No creo en las casualidades, si llegaste ante esta lectura es por algo. Quizás sea el momento de coger las riendas de tu vida y decidir salir de un túnel muy oscuro del que te aseguro se puede salir si comienzas a caminar hacia la necesaria dirección de tu autoconocimiento.

Feliz semana!!!